Por Carmen Cecilia Lara

Inspirada desde niña por una abuela, orfebre y actriz, Mariela Reyes descubrió lo que sería posteriormente su legado, en una gaveta de una peinadora antigua con cajas llenas de piedras, la cual a una temprana edad de cuatro años abrió sin querer y le valió esta conseja: “Se toca con los ojos y se mira con las manos”. Ella supo y lo decía en voz alta, que cuando fuera grande, ese tesoro le pertenecería. Lo que no sabía era qué contenía ese regalo al final del arco iris.

Solo unas décadas después, las manos de Mariela literalmente comenzaron a ver, cuando construye una de sus primeras piezas, denominada El Abuelo, luego de una investigación sobre chamanismo y sabiduría ancestral. Un árbol de ayahuasca sobre un manglar y un anillo insertado como símbolo de unión, le abrieron el camino a esta emprendedora, que integra en su vida como un calidoscopio, el rol de actriz de cine y teatro, comunicadora, orfebre, escritora, docente, directora, animadora, conferencista, facilitadora de talleres y organizadora de sus propios eventos. Aspectos todos que concibe como escenarios multidisciplinarios vivos, los cuales cada dos años realiza y llevan por nombre: Orfebrería, la danza de los cuatro elementos.

Mariela ya intuía que el camino a transitar no estaba fuera, sino dentro de ella misma. La orfebrería le ofrecía el aspecto ritual, sagrado y cosmogónico de la transformación con fuego de los metales y de quien lo hace, donde la alquimia de los primeros buscadores deja de ser una metáfora para convertirse en algo real cuando ella ofrece la forja de los anillos, que comprometen a dos seres que así lo decidieron.

Iniciación de un arte

─La persona quien me inicia en la orfebrería a los 22 años es un chileno, quien a su vez aprendería con los indígenas mexicanos. Antes de realizar mi primera pieza, me dijo: “Obsérvame haciendo un tejido con hilos de plata, mientras  solo siente y dime qué nombre le pondrías a lo que estoy haciendo”. Y yo le respondí: “Dios está tejiendo el mundo”. Era exactamente lo que él pretendía, que a través del sentir y de la observación, yo experimentara esa búsqueda arqueológica de la vida-muerte que es la orfebrería, el arte de cambiar molecularmente y a mano los metales nobles a través de técnicas específicas, proceso en el cual el valor no lo tienen los materiales en sí mismos, sino lo que puedes hacer con ellos.

En ese viaje interno de Mariela, cuando va a realizar su primera pieza, su maestro le pregunta si tiene piedras. Ella inmediatamente se acuerda de aquella gaveta, de aquel tesoro suyo de la niñez y de la abuela, Aída González. “Al ir a su encuentro, no solo vi aquellas piedras que me habían fascinado pero que no podía tocar, sino tres kilos de plata entre hilos y láminas y lo que más me impresionó, herramientas rudimentarias que no sabía que mi abuela utilizaba, pues aunque parezca increíble, hasta este momento, no sabía que ella era orfebre. Ante mi asombro y llena de lágrimas, mamá me aclara e incluso me informa que un antepasado francés también lo había sido”.

 

─Entonces todo se sincronizó para que la primera pieza que estaba proyectando hacer que se llamaba Raíces, la hiciera con los materiales y las herramientas que había conseguido de mi abuela. La orfebrería me estaba permitiendo encontrarme con mi historia, con mis ancestros y surge la inspiración para hacer mi primer trabajo de filigrana enlazando una semilla, una hoja bebé, una hoja madura, una flor y el fruto simbolizando la evolución de la vida. Fue así como en poco tiempo pero muy intenso,  el maestro me permitió iniciarme en este oficio milenario que solo se considera arte cuando es capaz de generar emociones e ideas.

 

Su  marca, Mariela Reyes, con su línea de negocio Joyería Vivencial  “Es una propuesta artística que integra mi trabajo teatral, como orfebre, docente de orfebrería y emprendedora. No solo soy yo entonces quien hago realidad un proyecto vivencial que simboliza la unión de dos seres, sino que son ellos, las parejas que me buscan, quienes experimentan la realidad de sus sueños a través de la magia de un ritual en donde participan activamente en la elaboración de sus anillos en lugares naturales, paradisiacos”.

Todo este proceso ha sido tan exitoso, que su marca ahora se propone otras líneas de acción no solo para anillos de boda, sino de compromiso, la primera joya del bebé, los quince años, las graduaciones, con el mismo concepto participativo por medio del cual se lleva a los clientes a vivir como en una obra teatral, un viaje de transformación personal a través de la creación de una joya, de una forma novedosa, donde se mezclan técnicas de la actuación, del guion, el drama, la  puesta en escena, con un solo propósito: vivenciar la alquímica que al mismo
tiempo experimentan los metales que se funden.

Dentro de sus nuevos proyectos, esta marca ofrece locaciones por uno, dos o tres días tanto dentro como fuera del país. En Venezuela, lugares espectaculares en Margarita, Los Roques,
Canaima, Galipán, Valencia, Maracay, Playa Grande, Sanare. Internacionalmente, en Panamá, Bogotá, Madrid, Punta Cana y Aruba. Cuenta además con otras dos líneas de trabajo que en un futuro podrían derivar en nuevas marcas. La Escuela de Orfebrería que se dedica desde hace años a formar orfebres y a trabajar en el área de emprendimiento. Y Joyas, que trabaja por colecciones para desarrollar temas con tratamiento actoral.

La ruta de los maestros

Tuvo a extraordinarios maestros a quien agradece haber llegado hasta aquí, a concebir la orfebrería como una sabiduría. Rafael Bello, Mario Lacurcia, uruguayo-venezolano; Edecio Barazarte, trujillano, Premio Nacional de Orfebrería; Carlos Codina y Ricardo Domingo, ambos catalanes con quienes estudió en México, Perú y Colombia. A muchos de ellos los conoció en el I Salón Nacional de Orfebres y en el Museo de Bellas Artes. Ha participado en Venezuela y el exterior en decenas de stands propios donde ha presentado su orfebrería y Joyería Vivencial. En una de esas exposiciones en Perú, ella donó una de sus piezas al Museo Itinerante Hispanoamericano de Plateros denominada Mujer, la cual fue seleccionada para viajar. Y más recientemente en Caracas, en el Hotel Eurobuilding, en Expobodas.

Mariela Reyes se coronó literalmente en Panamá con su participación en el Miss Latinoamérica en donde no solo talló con las participantes el anillo de oro de la ganadora, sino también como facilitadora se encargó de cincelarlas a través del empoderamiento femenino.